Espaldarazo a la nueva socia del Rotary Club Solymar
Sra. Adriana Firpi

(3.3.2006)

No podemos persuadir a los hombres a incorporarse a nuestras filas únicamente porque pretendemos ser más grandes. Debemos convencerlos de que sus semejantes los necesitan, que Rotary, con todo su atavío exterior de compañerismo y entretenimiento informal, da a sus socios un propósito noble por el cual vivir... porque ROTARY BRINDA ESPERANZA.
M.A.T. Caparas Presidente de R.I. 1986-1987

A tí, que ya estás en Rotary
En el momento en que ingresamos una nueva socia, procedemos a leerle el texto del Espaldarazo. Con ello, le decimos cuales fueron las razones que nos decidieron a convocarla; qué es lo que Rotary, sus camaradas y la comunidad esperan; le enunciamos sus derechos y obligaciones y le contamos algo acerca de la gratificación que puede lograr en el ejercicio de su condición de socio de un Rotary Club.
Luego le ponemos el botón, le entregamos el banderín del club, el último número del boletín, alguna bibliografía y - con suerte - un ejemplar de “Bienvenido a Rotary”.

Aplausos, saludos, abrazos y ... ¿ ya está?
¿Ya está? ¿No estará faltando algo? ¿Creemos que realizada la ceremonia que hemos descrito, se han cumplido cabalmente los requisitos imprescindibles para producir el ingreso de un nuevo socio al club? No, absolutamente no. Queda algo por hacer. Algo que deberíamos hacer inmediatamente después de la lectura del Espaldarazo.
En realidad, lo que deberíamos hacer, es redactar un texto dedicado a los ya miembros del club, para leérselo y recordarles cuál es el compromiso que cada uno de ellos - y el conjunto - contraen respecto del nuevo camarada. Recordarles qué es lo que deben hacer para que el recién ingresado pueda dejar de ser un nuevo socio para convertirse, lo antes posible, en un rotario pleno. Esa es nuestra tarea: facilitarle la manera de lograr el suficiente conocimiento mutuo para que pueda conocer mejor a sus nuevos compañeros y para que nosotros podamos conocerle más profundamente. Es nuestra obligación ayudarle a que empiece a querernos y a querer a Rotary, a que se sienta útil trabajando en Rotary y a que se reconozca honrado y gratificado por ser nuestro /a amigo /a y por ser rotario /a.
Nosotros ya estamos en Rotary, ya conformamos un grupo homogéneo, ya nos conocemos, nos une un sentimiento amistoso y un objetivo común. En cambio el /la nuevo /a socio /a, el benjamín, recién llegado /a, está en posición bastante diferente. Entendiéndolo así, ¿debemos esperar que venga a nuestro encuentro o debemos ser nosotros los que vamos hacia él? En verdad, lo ideal es que las dos cosas sucedan simultáneamente. Tengamos en cuenta que, si en la búsqueda de la amistad ambas personas caminan al encuentro, recorrerán tan solo la mitad de la distancia. Y emplearán la mitad del tiempo. Esto será bueno para nosotros y para Rotary.