2007-10-16

JANE PLANT
Cuando descubrió que tenia cáncer, su mundo se vino abajo. Pero, a pesar de haber tenido cuatro recaídas, Jane se negó a tirar la toalla. Escribió un libro sobre la experimentación que ella hizo sobre sí misma: "Your Life in your Hands" (Tu vida en tus manos).
Ideó una dieta revolucionaria y un estilo de vida, que ella cree le ha salvado la vida, que puede ayudar a otras mujeres a no caer presas de la enfermedad.

Una noche, con su marido científico también, se pusieron a darle vueltas al por qué de que en Occidente 1 de cada 10 mujeres contrae cáncer de mama (1 de cada 14 en Irlanda), mientras en China sólo 1 de cada 10.000. Y de repente la pareja tuvo la respuesta: "¡En China no comen productos lácteos! . . . ¡¡EUREKA!!"
Plant eliminó todos los productos lácteos (incluidos los de cabra y oveja) de su dieta. Seis semanas después, su tumor había desaparecido.



Hemos recibido un interesante mensaje de nuestro consocio Jorge Acosta
Esta tierna imagen debe ser bien rara en China y nos lleva a una interesante reflexión, según los descubrimientos realizados por la científica Jane Plant acerca del consumo de leche y su relación con el cáncer de mama y de próstata.
Cita estudios hechos en EE. UU. y Canadá en 1998, que encontraron que las mayores pre-menopáusicas, con el nivel de concentración más alto en sangre de IGF-1, tenían mucho más riesgo de desarrollar un cáncer de mama (estudios similares han encontrado una relación entre la IGF-1 y el cáncer de próstata). La medicación, tamoxifeno, recetado a las mujeres con cáncer de mama funciona, se piensa, reduciendo los niveles de la IGF-1 en sangre.
"Más del 70% de la población mundial es incapaz de digerir el azúcar de la leche: la lactosa", decía ella. "La intolerancia a la lactosa podría ser el sistema que tiene la naturaleza de avisarnos con tiempo que estamos comiendo un alimento equivocado". "La homogenización por lo visto sólo consigue que los productos químicos que favorecen el cáncer, lleguen antes a la circulación sanguínea".
Suprimiendo los productos lácteos de su dieta fue sólo parte de un plan sano que se había trazado durante su cáncer. También tomaba suplementos de ácido fólico y de zinc. Bebía agua filtrada y jamás consumía nada que estuviera envuelto, empaquetado en plástico (pthalates, producto químico nocivo, sale del plástico y penetra en los alimentos).
A pesar de todos sus esfuerzos fue únicamente cuando suprimió los productos lácteos que el cáncer desapareció.
63 mujeres que tenían cáncer de mama y que fueron a ella para pedirle consejo, también curaron después de dejar de comer productos lácteos.



(foto publicada por http://www.unicef.org/spanish/sowc98sp/50.jpg)

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